Sólo a los 20 minutos de dejarlo nuestra presión arterial mejora.
En un día: el nivel de monóxido de carbono de la sangre disminuye, el oxígeno aumenta al nivel normal de un no-fumador y las probabilidades de un ataque al corazón se reducen.
En una semana: el sentido del olfato y gusto han mejorado, los restos de nicotina del cuerpo han desaparecido.
En un mes: la capacidad pulmonar y circulación mejora. Será más sencillo hacer deporte.
En tres meses: la fertilidad aumenta, las manchas en los dientes y dedos irán desapareciendo.
En un año: la tos, la posibilidad de contraer gripe y el riesgo de sufrir enfermedades coronarias es la mitad que la de un fumador.
En cinco años: el riesgo de cáncer de pulmón se reduce a la mitad.
A partir de 10 años después de dejarlo, las probabilidades de enfermedad coronaria serán prácticamente las mismas que las de cualquier persona que nunca haya fumado.