Con un bracket cerámico en la boca

se vuelve realidad un imposible:

que la ortodoncia gris se haga invisible

con brackets blancos, duros como roca.

 

Con un bracket cerámico se invoca

la sonrisa escondida e intangible,

la belleza del diente imprevisible,

la suavidad del labio que lo toca.

 

Con un bracket cerámico el paciente

puede enseñar tranquilo su sonrisa

mientras mueve sus dientes lentamente.

 

Con un bracket cerámico, ¡qué aprisa

se abren los labios para la serpiente

de blancura mostrar en cada risa!

Alberto Collantes