Seguro que habéis comido helados este verano pero… ¿A qué no sabéis de dónde vienen  y quién lo inventó? Tomar alimento y bebidas heladas es una costumbre muy antigua.

Es muy difícil establecer cual es el origen del helado, ya que el concepto del producto ha sufrido sucesivas modificaciones a la medida del avance tecnológico, de la generación de su consumo y las exigencias del consumidor.

A pesar de ello podemos fijar un primer hito en la historia que cuenta que el emperador romano Nerón enfriaba sus jugos y sus vinos con nieve o hielo traído de las montañas por sus esclavos. Se cuenta también que Alejandro Magno mandaba traer nieve de las montañas para refrescar los vinos y también algunos alimentos.

Durante la edad media, en las cortes árabes, se preparaban productos azucarados con frutas  o zumos de éstas enfriados con nieve (sorbetes).

Marco Polo en el siglo XIII, al regresar de sus viajes al Oriente, trajo varias recetas de postres helados usados en China durante cientos de años, las cuales se implantaron con cierta popularidad en las cortes italianas.

Al casarse Catalina de Médici con Enrique II de Francia, su cocinero llevó estas recetas primitivas a la corte francesa, guardándose las mismas con mucho secreto. Una nieta de Catalina se casó con un príncipe inglés, llevando las recetas a Inglaterra. De esta manera se fueron difundiendo estos productos por Europa y América.

Aunque no se sabe el origen del helado, se puede saber el origen de la primera máquina para hacerlos. Se inventó en 1913 y constaba de un gran cilindro de acero y de un batidor con aspas impulsado por un potente motor eléctrico, que movía continuamente la mezcla del helado hasta crear una crema helada con una correcta consistencia.