La piorrea es como coloquialmente se denomina a la periodontitis; es la enfermedad periodontal, del periodonto, de lo que rodea y sostiene al diente, la encía, el hueso del alvéolo (que es donde encaja la raíz) y el ligamento que va del diente al hueso.

¿Cuáles son los síntomas?

La etapa más temprana de la enfermedad periodontal  es la gingivitis y se caracteriza por el enrojecimiento de las encías, que se inflaman, hinchan y sangran fácilmente.

Existe poco o ningún dolor: el peligro está latente, las encías se ven blandas e hinchadas, con pus entre los dientes y entre estas.

Sin tratamiento esta enfermedad progresa causando daños irreversibles para el soporte de los dientes.

En la periodontitis, la etapa más avanzada, los dientes se mueven y eventualmente pueden caerse o extraerse.

Sin embargo es posible tener enfermedad periodontal sin ningún síntoma. Como no se suele sentir dolor alguno, pasa inadvertida. Por eso es muy importante realizar controles periódicos.

¿Cómo se detecta?

Se detecta mediante radiografías, ya que de esta manera se puede  observar el hueso de soporte de los dientes, midiendo con un instrumento especial la profundidad de las bolsas (el espacio entre diente y encía presente en una boca sana) y otros detalles más.

Las bolsas indican a mayor profundidad mayor gravedad. Las normales tienen apenas 2 mm, pero con la destrucción del hueso llega a varios milímetros más. Debido a esto se hace muy difícil realizar un cepillado correcto.

¿Cuáles son las causas?

La causa es una infección, generada por las bacterias que forman la placa microbiana, estas producen toxinas  que irritan la encía y penetran en ella para inflamarla y deteriorarla. Si no se elimina esta irritación, el proceso avanza y va desnudando los dientes hasta aflojarlos. Contribuyendo además a la formación de caries, a la presencia de dientes rotos  y toda circunstancia que permita la acumulación de bacterias sin posibilidad de limpiar la zona.

Ciertas enfermedades como la diabetes, leucemia, y ciertos medicamentos, hacen que las encías sean más propensas a ser atacadas por los gérmenes.

Otros factores que contribuyen.

Otros factores también pueden favorecer la aparición de esta enfermedad dental, ellos son la dieta, el consumo de tabaco. Una dieta no balanceada puede debilitar al sistema inmunológico y por lo tanto el combate contra las infecciones. Lo mismo ocurre con el estrés.

Además en las embarazadas la posibilidad de tener sangrado, dolores o enrojecimiento de encías es de hasta 60%. Y si ya tenían una enfermedad periodontal esta se agrava.

La falta de vitamina C genera una enfermedad llamada escorbuto, muy similar y agravante de la enfermedad periodontal.

Es muy difícil que los niños padezcan esta enfermedad, sin embargo los adolescentes con mala higiene bucal pueden desarrollarla.

Tratamiento

En la etapa inicial de la enfermedad, el tratamiento consiste fundamentalmente en remover la placa y cálculos de las bolsas que se encuentran alrededor de los dientes, pulir y alisar las raíces. De esta manera la se consigue que la encía se adhiera de nuevo al diente o se contraiga lo suficiente para eliminar la bolsa.

El tratamiento debe ser continuado con una buena higiene bucal para que el resultado sea permanente.

Los casos más avanzados pueden requerir algún tratamiento quirúrgico. Los procedimientos habituales apuntan a remover los cálculos o sarro de las bolsas profundas, a veces, con la ayuda de antibióticos locales generales. La cirugía contribuye a dar a las encías una forma adecuada que facilite la limpieza.

La limpieza es muy importante para prevenir la enfermedad periodontal. Es necesario remover la placa bacteriana de los dientes mediante un cepillado frecuente y cuidadoso, además es fundamental la utilización de hilo dental y enjuagues bucales, sin embargo estos deben ser utilizados con cuidado ya que algunos podrían causar daños si se utilizan mucho tiempo.

El masaje de la encía con el dedo y alguna pasta especial no es imprescindible, sin embargo ayuda a facilitar la circulación de la sangre en la zona afectada.

Si nuestras encías sangran cuando nos cepillamos, no debemos abandonar el cepillado y consultar lo antes posible con un profesional.

Es importante realizar visitas periódicas al odontólogo, ya que la limpieza correcta evita la formación de cálculos en un mínimo, pero no completamente.

La remoción profesional de los cálculos se llama tartrectomia o raspado y cureteado. Son empleados raspadores o un aparato de ultrasonido que, por vibración desprende sin tirones el cálculo de la pared dentaria, luego con los instrumentos manuales se afina la limpieza y se hace un alisado final.

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